Tras la constitución en 1921 del Colegio de Practicantes de la provincia de Lérida –explica Calderó– en 1932, son las comadronas las que se organizan colegialmente; y es a partir de 1933, cuando ambos colegios se convierten en delegaciones intercomarcales del Colegio Oficial de Practicantes de Medicina y Cirugía de Cataluña y del Colegio Oficial de Comadronas de Cataluña. Dos años más tarde, en 1935, se crea el Colegio de Enfermeras Oficiales de Cataluña.
Finalizada la Guerra Civil española (1936-1939), en Cataluña, se restauran los colegios provinciales de Practicantes y de Comadronas, a la vez que desaparece el de Enfermeras; hasta que en 1944 se unifican practicantes, comadronas y enfermeras en secciones profesionales dentro del Colegio Provincial de Auxiliares Sanitarios de Lérida.
La tormentosa unificación de las tres secciones colegiales deriva en la Ley de Colegios Profesionales de 1977; dando paso a la creación del Colegio Oficial de Ayudantes Técnicos Sanitarios (ATS).
En 1980, con la homologación del título de ATS con el de Diplomado en Enfermería, el colegio pasa a llamarse Colegio Oficial de ATS y Diplomados en Enfermería; y diez años más tarde, acorde a las nuevas directrices generales de los nuevos planes de estudios del título universitario, adopta la denominación de Colegio Oficial de Diplomados en Enfermería. Será en 2011, con la regulación de los estudios del Grado Universitario en Enfermería, que se proceda a la actualización de los estatutos y del nombre de la corporación para llamarse, definitivamente, Colegio Oficial de Enfermeras y Enfermeros de Lleida.