Zaragoza, 16 y 17 de Mayo.
Durante el pasado mes de mayo, tuvo lugar el VI Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar (CIIEB) , organizado por la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía y celebrado en el Patio de la Infanta de Zaragoza. Este evento, bajo el lema “donde las emociones viven”, reunió a más de 400 participantes de diversos ámbitos, como la educación, la enfermería, la psicología y el trabajo social, con el objetivo de fomentar el bienestar desde una perspectiva emocional y educativa. El programa contempló la realización de talleres prácticos, conferencias, mesas de debate y simposios que abordaron múltiples temas relacionados.

Mª Carmen Torres , Enfermera del Trabajo y miembro de la Asociación Catalana de Enfermería del Trabajo y Salud Laboral (ACITSL), presentó una comunicación científica relacionada con su experiencia con la gestión emocional dentro de la promoción de la salud, un ejemplo del compromiso de nuestra profesión con una salud verdaderamente integral. «Como enfermera de salud laboral, inspirada por la neuroplasticidad, enseño en mis clases, a futuros enfermeros, que el cambio es posible si comprendemos cómo funciona nuestro cerebro. La salud no sólo depende de la genética, sino también de nuestros hábitos, emociones y entorno. En mis clases, promuevo la empatía, la escucha activa y la motivación. Hice que mis alumnos creasen actividades transformadoras, confirmando que la salud comienza en uno mismo y que la gestión emocional es su base más poderosa”, señala Carmen.

La enfermería, es clave en la gestión emocional de la población. Más allá del cuidado físico, el trabajo diario de las enfermeras y enfermeros implica una escucha activa, empatía y capacidad de contención emocional que marcan la diferencia en momentos de vulnerabilidad. Este Congreso puso en valor el papel fundamental de los profesionales de la salud en el desarrollo emocional de la sociedad y nos recordó que la inteligencia emocional también se cuida desde la salud laboral . La inteligencia emocional en el ámbito laboral no solo mejora la comunicación y el clima organizacional, sino que también previene riesgos psicosociales como el estrés, el burnout o los conflictos interpersonales. Formar en estas competencias favorece el autocuidado, la resiliencia y el bienestar general del trabajador, lo cual impacta directamente en la productividad y en la sostenibilidad del entorno laboral. Es, por tanto, una herramienta clave en la promoción de una salud laboral integral.

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